La misteriosa cultura de los Rapa Nui, en la isla de Pascua, nos dejó unos enigmáticos recuerdos en forma de enormes estatuas que miran al mar como protegiendo a los escasos habitantes de la isla de algun terrible peligro que les acechaba desde las aguas.
En su idioma autóctono la isla se conoce como Te pito o te heuma "el ombligo del mundo", y también como Maka ki te rangi "ojos que miran el cielo".
Existen cerca de un millar de estas esculturas denominadas "moais"...
Los datos que conocemos de esta civilización nos hablan de un estadio de degeneración y supervivencia que extinguieron casi en su totatalidad la estabilidad vital de la isla.
Tras una feroz deforestación, se rompió el equilibrio eco-biológico, acabando con todos los recursos alimenticios del territorio insular, sumiendo a sus habitantes en un atroz infierno decadente.
Muy cerca de nosotros, en la vieja Europa, estamos rodeados de sistemas de depravación similar...
Recuerdo la gran fiesta de Rock que se monta en nuestro desierto de los Monegros, que otrora tenía el nombre de Monte Negro, dada su gran forestación de sabinas y otras coníferas milenarias...
Tras las guerras navales, siglos atrás, la casi totalidad de los árboles fueron talados para la construcción de la gran flota española en su lucha contra el inglés...
Y conseguimos transformar aquel frondoso pulmón vegetal en este magnífico y maravilloso desierto donde ni el más miserable matojo se atreve a echar raices...
Nunca aprenderemos...
Casi siempre llegamos tarde...
En su idioma autóctono la isla se conoce como Te pito o te heuma "el ombligo del mundo", y también como Maka ki te rangi "ojos que miran el cielo".
Existen cerca de un millar de estas esculturas denominadas "moais"...
Los datos que conocemos de esta civilización nos hablan de un estadio de degeneración y supervivencia que extinguieron casi en su totatalidad la estabilidad vital de la isla.
Tras una feroz deforestación, se rompió el equilibrio eco-biológico, acabando con todos los recursos alimenticios del territorio insular, sumiendo a sus habitantes en un atroz infierno decadente.
Muy cerca de nosotros, en la vieja Europa, estamos rodeados de sistemas de depravación similar...
Recuerdo la gran fiesta de Rock que se monta en nuestro desierto de los Monegros, que otrora tenía el nombre de Monte Negro, dada su gran forestación de sabinas y otras coníferas milenarias...
Tras las guerras navales, siglos atrás, la casi totalidad de los árboles fueron talados para la construcción de la gran flota española en su lucha contra el inglés...
Y conseguimos transformar aquel frondoso pulmón vegetal en este magnífico y maravilloso desierto donde ni el más miserable matojo se atreve a echar raices...
Nunca aprenderemos...
Casi siempre llegamos tarde...