Praia Penaronda:

La enorme peña-isla se levantaba imponente dentro de las aguas.



Como era habitual en estas costas debiamos esperar la bajada de la marea para poder visitar el monumento. Qué diferentes eran nuestras playas mediterráneas!!!



Un agradable paseo por el litoral me permitió descubrir parajes hechizadores.



Retiradas por fin las aguas, era obligatorio posar bajo el peñasco.



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