Nuestro amigo, el árbol mágico, junto al lago de Sellés, siempre fuimos a visitarlo cada vez que nos escapábamos al Montsec.
Al principio alguien talló un rostro enjuto en un viejo nudo de espaldas al lago. Con los años el callo empezó a crecer a su alrededor, y fue poco a poco ensalzando la profundidad del rostro.
Era como un guardian de las aguas , un amigo donde apoyarse.
El viejo árbol un día empezó a decaer, las ramas fueron secándose, y nuestras visitas se tornaron aún más asíduas.
Llegó a tener la apariencia de un árbol muerto... y alguien lo taló... nos quedamos sin rostro... sin amigo... sin árbol.
Vacio se quedó el lago...
2 comentarios:
¿Lo han talado? ¿Con la talla y todo? Parece mentira qué falta de sensibilidad... por muy muerto que parezca, siempre hay algo vivo en él. Besos.
Era nuestro árbol, Isabel, todos los excursionistas y fosileros del Montsec lo conociamos y nos haciamos el último bocata junto a él... Quiero creer que quien lo cortase (los dueños del Hostal donde estaba ubicado) guardasen la talla, porque tenía su encanto.
Besos.
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