El último dinosaurio levantó la cabeza al cielo y pudo ver en la lejanía de las nubes cómo se acercaba el último gran fragmento del cometa. Primero fué el gran estruendo, luego vino la gran inundación, después se resquebrajaron todos los suelos, y este último pedazo se acercaba desde el horizonte de la noche amenazante de aniquilación.
El último dinosaurio miró con desafío la diminuta aún bola de fuego que brillaba entre las nubes. Segundos después sucumbió. Hace sesenta y cinco millones de años... pero... la vida continua y entramos en el terciario.
El último dinosaurio miró con desafío la diminuta aún bola de fuego que brillaba entre las nubes. Segundos después sucumbió. Hace sesenta y cinco millones de años... pero... la vida continua y entramos en el terciario.
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