El gran tiburón:



Intentemos imaginar el gran tiburón vagando sigiloso en busca del primer bocado del día. Si lo vemos, él ya nos había visto. Si intentamos escapar somos su comida.
Quizás se acerque con curiosidad, nos mire fijo al rostro, entreabra las fauces y se aleje lentamente de nosotros mar adentro en busca de cualquier cosa que se mueva y se llame comida.

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